viernes, 30 de octubre de 2009

MÁS HISTORIADORES HABLAN SOBRE LA TOMA DE GRANADA



En la obra por antonomasia de Nicolás de Maquiavelo, el autor llamaba a nuestro rey Fernando de Aragón “El nuevo príncipe” y muchos de los consejos que da en su opúsculo, son apropiados para las decisiones que Fernando, como rey, hubo de tomar a lo largo de su vida. Estos aspectos han sido estudiados por Sabino Fernández Campo en su obra “Fernando el Católico y los consejos de Nicolás Maquiavelo en «El príncipe»”, que el lector podrá consultar en internet, si busca en la Biblioteca Cervantes Virtual.

Además de consolidar su reino, Fernando contó con el apoyo de su mujer, Isabel, y el reino de Castilla. Isabel era mujer de gran destreza diplomática e inteligencia y de la que esperamos que algún día sea canonizada como “Santa” Isabel la Católica. No obstante se puede decir que el siglo XV es en sus postrimeros años, un gran siglo para los reinos de España.

Pero Fernando no podía establecer sus dominios en Italia, y expandir así las posesiones de su reino, mientras que en suelo castellano hubiese musulmanes, que actuando como quinta columna, minasen los recursos de la corona y facilitasen las incursiones de navíos piratas de berbería en Sicilia y otros entornos aragoneses. Para ello, Granada, era pieza a conquistar.

Según Juan Carlos Losada, “Durante el periodo de los Reyes Católicos, el ejército estaba formado por tres bloques: las tropas reales, también llamadas guardias viejas, cuyo número había aumentado considerablemente; las tropas de las órdenes militares, formadas por nobles y eclesiásticos, y, finalmente las huestes que aportaban las villas y ciudades”.[1] Todas ellas tendrían un protagonismo decisivo en tan importante batalla para las armas españolas. Las tropas reales estaban compuestas enteramente por soldados asalariados, y podían alcanzar los veinte mil efectivos, -según el citado autor-, dividiéndose entre caballería y soldados de a pie”. Estaba organizadas en capitanías de cien lanzas cada una, y para su creación se había partido de la organización y formación de Santa Hermandad. Por su parte, las huestes formadas por los nobles y eclesiásticos sumarían otros veinte mil hombres, mientras que de los municipios de todo el reino se aportaron variados contingentes que alcanzarían un total de veinticinco mil hombres. Pero está claro, que durante el desarrollo del conflicto y asedio, las fuerzas variaron ostensiblemente, y la mayoría de los contingentes se dedicaban a labores de zapadores, artesanos, y servicios varios, pues, todo era necesario en tiempos de guerra, no sólo el combatir.

Entre las novedades que portaba el ejército de los Reyes Católicos estaba el que sería el primer hospital de campaña moderno, y un servicio de mensajería especial.

Así las cosas, los contactos diplomáticos entre el reino nazarí y la corona Castellano-Aragonesa eran un hervidero de última hora, esperando retrasar lo inevitable o conseguir un resultado satisfactorio para las partes en liza. Pero la suerte de Boabdil estaba predestinada, pues, en un arrebato de “valor” meses antes habría intentado sublevar a las zonas favorables a sus intereses en contra de los pactos firmados con los castellanos. Además esperaba un apoyo de los fanáticos de África, y en esas confiaba, si no vencer, si mejorar su posición en aras de un virtual trato con las tropas sitiadoras.

Todo se redujo a un alarde de gallardía y, finalmente, a una oportunidad para demostrar, después de tantas debilidades, que también él era capaz de hacer frente a la adversidad con las armas en la mano[2], nos dice sobre el particular el historiador Luis Suárez.

Al final de todos los combates y asaltos por parte de las tropas de los Reyes Católicos (incluida la cabalgada que hiciera la reina Isabel, la cual acompañada de sus caballeros partió desde el sitio de Santa Fe, cabalgando por las inmediaciones de la Vega granadina, hasta llegar la alquería de la Zubia, con la finalidad de ver con sus propios ojos una de tantas escaramuzas que protagonizaban los caballeros de ambos bandos), llegaría la Toma de Granada.

Dejemos que sea el maestro Suárez Fernández el que nos relate el hecho: “La entrega de Granada se sujetó a un ritual perfectamente medido cuyos detalles se habían discutido y acordado con minuciosidad. Los Reyes, que celebraron en Santa Fe las fiestas de Navidad, entregaron el 30 de diciembre sus poderes al alcaide de Jerez, Juan de Robles, para recibir a los cautivos cristianos que debían ser liberados. Con ellos llegaron también hasta el campamento ben Comixa y el-Muleh, que traían un mensaje reservado de Boabdil: era conveniente que, en previsión de que se produjeran motines, un grupo de soldados cristianos, de noche y por caminos ocultos, fuera a tomar posesión de la Alambra. Isabel encargó esta misión a Gutierre de Cárdenas: era un gesto obligado de agradecimiento a la persona y a la Orden de la Caballería de Santiago. Así entraron los primeros cristianos en el alcázar rojo de los reyes nasríes; Boabdil les esperaba en el salón del trono de la torre de Comares. Al entregar las llaves pidió a don Gutierre de le diera un recibo. Amanecía ya cuando aquellos caballeros, bien armados, improvisaron, en una sala inmediata, un altar en que fue celebrada la primera misa. Muchos de los presentes rompieron a llorar. Luego Cárdenas salió a la balconada con estandartes que fueran prisioneros en antiguas batallas y disparó tres cañonazos[3].

En estos aciagos años para el recuerdo histórico de aquella gesta, en Granada, y desde sus más altas instituciones, se viene haciendo desaires y desprecios al evento de “La Toma”, con falta de publicidad para sus actos, falta de representatividad nacional, y todo lo que se tercie. Por el contrario, si que favorecen a las corrientes opositoras de tal evento, más acordes con lemas como “día de la Paz” o de las “Tres Culturas”, para pisotear así la memoria de los Reyes Católicos y de todos los españoles y granadinos de bien.

Es ahora, cuando estos mismos ediles, los cuales ocupan un sillón que por más que les pese deben a los Reyes Católicos, desprecian para su ciudad el día de”L a Toma” y cabildean según los tiempos en morerías varias, bebiendo así los aires por otras corrientes más pro-islámicas, y jugando a ser más morunos que Boabdil, y más votables en las elecciones venideras.



[1] LOSADA J.C. “Batallas decisivas de la Historia de España”, Aguilar, 2004, p. 103

[2] SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. “Los Reyes Católicos” Ariel, 2005. p. 238

[3] Op. Cit. p 240


martes, 27 de octubre de 2009

LO QUE LOS HISTORIADORES DICEN DE LA TOMA DE GRANADA


Sir John Huxtable Elliott (Inglaterra, 1930) es uno de los más eminentes historiadores e hispanistas británicos. Regius Professor Emeritus en la Universidad de Oxford y Honorary Fellow del Oriel College de Oxford, así como del Trinity College de Cambridge, es una de las autoridades en historia de España.

Premio Príncipe de Asturias en 1996 por su indiscutible aportación a la Historia de España, es uno de los más profundos conocedores de la historia de España.


"La guerra de Granada, con todo, fue ganada por la diplomacia casi tanto como por el prolongado esfuerzo militar de Castilla. El reino nazarí estaba desgarrado por disensiones internas, que Fernando aprovechó con su conocida habilidad. La propia familia de Muley Hassan, el anciano rey de Granada, se hallaba dividida y, en julio de 1482, Boabdil y Yusuf, hijos del primer matrimonio de Muley Hassan, huyeron a Guadix, donde Boabdil fue reconocido rey. Cuando la ciudad de Granada siguió el ejemplo de Guadix, Muley Hassan y su hermano El Zagal se vieron obligados a retirarse a Málaga y estalló la guerra entre las dos facciones del reino de Granada. A pesar de estas dificultades internas, El Zagal alcanzó una gran victoria, en 1483, frente a una expedición cristiana de ataque, y su sobrino Boabdil, desde su mitad del reino, intentó temerariamente imitar el ejemplo de su tío invadiendo el territorio cristiano. Pero Boabdil no era buen guerrero y la expedición se saldó con su derrota y captura en la batalla de Lucena, el 21 de abril.

La captura de Boabdil por el conde de Cabra fue un momento clave en la campaña de Granada. Su consecuencia inmediata en Granada fue la reunificación del reino bajo Muley Hassan, que fue posteriormente destronado y sustituido por El Zagal. Pero su consecuencia más importante fue el establecimiento, entre Boabdil y Fernando, de un tratado secreto por el cual, a cambio de su libertad, Boabdil aceptaba convertirse en vasallo del español, firmaba una tregua de dos años y prometía declarar la guerra -en la que contaría con la ayuda española- a su padre. En la práctica Boabdil resultó un aliado vacilante y poco digno de confianza, pero como necesitaba periódicamente la ayuda de Fernando contra sus poderosos parientes, siguió manteniendo contactos con los españoles, y ello permitió a Fernando reforzar sus vínculos con los enemigos de Muley Hassan y El Zagal en el reino de Granada.

Después del retorno de Boabdil a su tierra, el ataque español se dirigió contra la mitad occidental del reino, donde el padre y el tío de Boabdil tenían mayor apoyo. Hacia el final de la campaña de 1485, gran parte del territorio occidental de Granada había caído en manos de los españoles, a pesar de todos los esfuerzos de El Zagal. Boabdil y su tío se habían reconciliado temporalmente, pero cuando aquél fue nuevamente capturado, con ocasión de la caída de Loja en 1486, se apresuró, una vez más, a ponerse bajo la protección de Fernando e Isabel, cuya ayuda necesitaba para conservar el trono. Mientras la guerra civil entre las dos facciones granadinas se recrudecía, los españoles completaban en 1487, con la toma de Málaga, la conquista de la mitad occidental del reino. La caída de Málaga significó que la defensa de Granada se haría tarde o temprano insostenible, y Boabdil declaró entonces su deseo de rendirse y permutar su título real por el de un magnate castellano, a cambio de su jurisdicción sobre Guadix, Baza y uno o dos ciudades más que aún permanecían fieles a El Zagal.

La campaña española de 1488 fue encaminada, pues, a la conquista de las ciudades que habrían de ser entregadas a Boabdil a cambio de Granada. Cuando, finalmente, Baza cayó, en diciembre de 1489, El Zagal se sometió a Fernando e Isabel, pues prefirió estar sujeto a los cristianos que a su odiado sobrino. Fue entonces cuando Boabdil, que pocas veces sabía escoger el momento propicio, rompió con la palabra dada a los Reyes Católicos y proclamó su determinación de seguir luchando por el resto de su reino, reducido entonces a poco más que la ciudad de Granada. Este último acto de deslealtad por parte del rey de Granada sólo sirvió para animar a Fernando e Isabel a acabar de una vez con el reino nazarí. Durante la primavera de 1490 su ejército acampó junto a Granada y en los meses siguientes, mientras se llevaban a cabo complejos preparativos para el asedio y el asalto, se construyó, en el emplazamiento del campamento, una ciudad diseñada según el modelo de unas parrillas y a la que se dio el nombre de Santa Fe. Como los preparativos seguían adelante con paso firme, cundió el desánimo en el bando moro y con él, el sentimiento general de que una rendición honrosa era preferible a una conquista militar. Se abrieron, pues, negociaciones en octubre de 1491. A finales de noviembre se había llegado a un acuerdo acerca de los términos y el 2 de enero de 1492 Granada se rindió. El propio Boabdil entregó a Fernando las llaves de la Alhambra y la cruz y el estandarte real fueron izados en la más alta de sus torres".

John Huxtable Elliott, "La España Imperial (1469-1716)".

miércoles, 21 de octubre de 2009

LO QUE LOS HISTORIADORES DICEN DE LA TOMA DE GRANADA


El historiador español Luis Suárez

Sabemos lo mucho que se escribe en contra de la Toma de Granada. La mayor parte de sus detractores lo hacen por acomodarse a una tendencia, la que marca el pensamiento políticamente correcto que pretende que censuremos nuestra historia, avergonzándonos de nuestro pasado. Los que salen ganando con ello son aquellos que, en el siglo XXI, todavía esgrimen títulos de legitimidad para apropiarse de Granada (nos preguntamos: ¿y si Granada se convierte en Medina islámica qué se supone que habremos de hacer los que estamos orgullosos de ser españoles?

Muchos españoles parece que no lo son. Nos referimos a todos aquellos que que se han puesto de parte de esa versión de la historia que supone que, con la Toma de Granada, un "paraíso" de libertades y esplendor cultural -islámico- desapareció. Censuran la fiesta de la Toma como una agresión al principio de tolerancia y multiculturalidad que ellos se han encargado de erigir en principio rector de la vida pública. Por eso se han empeñado en cambiarle tantas veces el nombre a ese 2 de enero que celebramos en Granada: fiesta de la tolerancia y fiesta de las culturas.

Pero, ¿qué dicen los historiadores? ¿qué es lo que dicen los estudiosos dignos de crédito del auténtico significado de la Toma de Granada?

En estos días, vamos a ofrecer algunos pasajes de historiadores solventes, para que nos aclaren el valor de la Toma de Granada.

Empezamos con Luis Suárez, eminente historiador que ha sido reconocido, a lo largo de su vida entregada a la ciencia histórica, con honores tan señalados como: Premio Nacional de Historia de España (2001), Gran Cruz al Mérito Civil, Gran Cruz de Isabel la Católica, Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, Encomienda de la Orden de Enrique o Navegador de Portugal. Correspondiente de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona, Académico Emérito de la Real Academia de Portugal, Miembro de la Comisión Permanente de los Congresos de Historia de la Corona de Aragón y Vocal del Comité Español de Ciencias Históricas. Esto dice de la Toma de Granada:

"Y así llegamos al año clave de 1492, el de Granada, el de América y el de la Gramática de Nebrija. El confesor de la Reina, fray Hernando de Talavera, fue nombrado obispo de Granada con la importante tarea de procurar la conversión de los muy numerosos musulmanes que permanecían en aquel reino (...) Los monarcas, que habían unido en su soberanía reinos diversos de España e Italia, querían proporcionar a este esquema un valor fundamental, la unidad religiosa que conducía también al reconocimiento de la profunda dignidad de que se halla revestida la naturaleza humana: una Monarquía católica, como lo eran ellos mismos. Así lo habían acordado con los Papas Sixto e Inocencio a través de los legados enviados precisamente con este fin. El catolicismo romano sería vehículo de unidad para todos los súbditos, por lo que debía suprimirse el culto a las otras religiones; esta tarea resultaba compleja por la importante cantidad de judíos y de musulmanes amparados por las disposiciones vigentes."

(La construcción de la cristiandad europea, Luis Suárez, editorial Homolegens.)
La unidad religiosa no era una cuestión fácil, pero no había otro camino si se quería restablecer en toda su grandeza la civilización occidental, fundada sobre tres elementos -según indica el sabio historiador Luis Suárez: la trascendencia heredada de Israel, el ius que es patrimonio romano y el valor de la persona humana que había defendido el helenismo. O sea, Europa... La cual no se entiende sin el cristianismo, siendo el judaísmo y el islam elementos extraños.

lunes, 19 de octubre de 2009

QUEBRAR Y NO DOBLAR


QUEBRAR Y NO DOBLAR... Este era el lema de Hernán Pérez del Pulgar, apodado el de las Hazañas. Este caballero manchego, nacido en Ciudad Real, fue una noche del año 1490 el protagonista de una hazaña que lo inmortalizaría.

Con 15 caballeros y la compañía de su escudero Pedro, atravéso las líneas moras, burló sus guardias y penetró en la ciudad sitiada de Granada. Su intención parecía ser prender fuego a la mezquita, pero al no poder incendiarla clavó sobre la puerta principal un cartel, escrito por el propio Pulgar; en dicho pergamino se podía leer el Ave María, y a continuación la frase «Sed testigos de la toma de posesión que realizo en nombre de los reyes y del compromiso que contraigo de venir a rescatar a la Virgen María a quien dejo prisionera entre los infieles».

Tras aquella valerosa hazaña, se fue a la Alcaicería y le prendió fuego, saliendo a su encuentro la guardia granadina, a la que derrotó en su propia ciudad a pesar de ser más los enemigos. Puesto a salvo, fue alabada su proeza y los Reyes Católicos cargaron con flamantes blasones su escudo de armas. También ganó por aquella hazaña el derecho a ser sepeliado en lo que sería poco después la Sacra Iglesia Catedral de Granada, que vino a ser construida sobre la mezquita que simbólicamente tomó este caballero.

Al clarear las primeras luces del alba, el día 2 de enero de 1492, los capitanes y soldados del ejército cristiano, vestidos de punta en blanco, y acaudillados por el Cardenal Mendoza, fueron aproximándose a Granada. Penetraron en la ciudad, en los jardines del palacio de la Alhambra, y en lo más alto de la Torre de la Vela izaron una gran cruz de plata maciza y el estandarte de Castilla.

Retumbaban en el espacio los truenos de los cañones, sonaban los atabales y pífanos, y los gritos de júbilo aclamaban a los muy grandes y poderosos Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla:

¡Granada, Granada, por los Reyes Don Fernando y Doña Isabel!

Boabdil, quebrado y no doblado, hincaba la rodilla ante los Reyes Católicos y entregaba las Llaves de la Alhambra a Don Fernando, diciéndole con lágrimas en los ojos:

"Tuyos somos, rey poderoso y ensalzado; éstas son, señor, las llaves de ese paraíso!"

Y Granada fue devuelta a la civilización.

martes, 13 de octubre de 2009

PROPÓSITO DE ESTE BLOG


Este blog -LA TOMA DE GRANADA- quiere servir de órgano de expresión a la Plataforma Por la Toma de Granada: un grupo de ciudadanos (granadinos y de otras provincias) que ha surgido espontáneamente, con la finalidad de difundir en todos los ámbitos la fiesta del Día de la Toma, ahondar en su sentido histórico y custodiarla de todas las amenazas que penden sobre ella.

Somos granadinos, orgullosos de nuestra historia, y sentimos la agresión a nuestra identidad granadina: agresión latente bajo las varias intentonas que se han hecho y agresión patente en las muestras públicas que se hacen con el propósito de eliminar (y en su defecto, falsificar) esta fiesta grande que forma parte de lo que somos.

No estamos aquí para acusar a nadie de estas maniobras de falsificación cultural, tampoco nos entusiasma la idea de enzarzarnos en discusiones estériles sobre la base de opiniones discrepantes. Pero sí que declaramos, sin tapujos, que defenderemos la Toma de Granada como precioso tesoro de nuestro acervo histórico y tradicional.

Y para eso inauguramos hoy este blog.